Pon a hervir las ¾ partes de la leche y la nata junto con el café soluble y el azúcar.
En otro bol mezcla las yemas y el resto de la leche.
Cuando la leche esté hirviendo, aparta la cazuela del fuego e incorpora la mezcla de yemas del paso anterior. Mantén esta mezcla en el fuego hasta que empiece a tener cuerpo (85ºC). ¡No la hiervas!, ya que se te puede cortar.
Deja enfriar y después añade la miel.
Ahora ponlo en el congelador. Hay que dejarlo durante 4 horas y cada 30 minutos mezclar enérgicamente para eliminar cristales de agua. Al pasar las 4 horas, pon el helado en un recipiente hermético. Unos 5 minutos antes de comerlo, sácalo del congelador para que esté más blando y cremoso.