Mezcla en una sartén el agua con el azúcar y caliéntalos. Es importante NO mover en absoluto el azúcar. Si quieres mezclar un poco el azúcar, solo muévelo con la sartén. Cuando ya tengas el caramelo de color marrón claro, viértelo en el molde que hayas elegido. Reparte la salsa también en las paredes y deja enfriar.
Elaborando el flan de café:
Pon en remojo las hojas de gelatina en agua fría.
En una cazuela junta la leche con el azúcar y la nata. Calienta esta mezcla hasta que empiece a hervir.
En ese momento, quita del fuego la cazuela, incorpora el café soluble y mezcla muy bien para que quede homogéneo, sin grumos de café.
Añade la gelatina. Mezcla muy bien hasta que la gelatina se disuelva completamente.
Vierte esta mezcla encima del caramelo ya solidificado. Deja el molde sin mover hasta que se enfríe. Después ya puedes ponerlo en el frigorífico durante una noche. Al día siguiente ya se puede desmoldar. Si quieres, puedes pasar el cuchillo por los bordes con cuidado, así cuando vuelques el molde en el plato el flan saldrá con más facilidad.