Tuesta las almendras en la sartén y deja que se enfríen.
Amasa la harina con la mantequilla, el azúcar glas, la pizca de clavo y la ralladura de la piel del limón. Obtendrás una masa arenosa. Añade el huevo y forma una masa homogénea. Reserva la masa en la nevera durante 30 minutos.
Precalienta el horno.
Divide la masa en 3 partes iguales. Extiende cada trozo dándole forma de un rectángulo fino, la medida es: 12 cm x 36 cm. Pincha con un tenedor las láminas en varios sitios para que no se deformen durante el horneado. Coloca las láminas en una placa revestida con papel de horno y hornéalas hasta que estén ligeramente doradas: unos 17-20 minutos. Horno: 180ºC.
Todavía en caliente, cubre generosamente una lámina de pasta con la mermelada de frambuesa. Tapa con la segunda lámina, esparce mermelada de frambuesa otra vez y después coloca la tercera lámina encima. Deja enfriar el pastel 10 minutos.
Mientras, bate las yemas, el azúcar glas y la pizca de vainilla hasta que tengas una crema blanquecina y cremosa (unos 5-6 minutos). Cubre con esta crema de yemas el pastel. Espolvoréalo con las almendras laminadas.
Vuelve a colocar el pastel en el horno durante 10 minutos hasta que la crema se seque. El horno tiene que estar templado. Horno: 110ºC. Por último, deja enfriar el shortbread y espera al día siguiente para cortarlo.