Trocea las galletas. Trocea el chocolate. Forra un molde redondo de 23 cm de diámetro con papel de horno. Si quieres, también puedes usar otros moldes que tengas en casa.
Junta en una cazuela el cacao en polvo con el azúcar. Añade la leche poco a poco. De esta manera, es más fácil evitar que aparezcan grumos.
Pon a cocinar la mezcla anterior. Es importante darle vueltas con una cuchara para que no se pegue. Cuando hierva, apártala del fuego.
Incorpora el chocolate troceado y la mantequilla.
Una vez tengas una textura lisa añade las galletas. Con una espátula, mezcla muy bien, pero con cuidado, para no romper las galletas.
Vierte la mezcla anterior en el molde y alísala. Deja que se enfríe. Una vez fría, ponla en el frigorífico durante 30 minutos.
Para cubrir:
Corta el chocolate en trozos medianos.
Junta el azúcar, la miel (y 5 ml de agua si tienes la miel cristalizada). Cocina a fuego moderado, de vez en cuando hay que darle unas vueltas con una cuchara. Cocínalo todo unos 3 minutos hasta que tenga un color dorado caramelizado.
Ahora, con mucho cuidado, añade el agua. El caramelo quedará un poco grumoso, pero no pasa nada. Hay que volver a calentarlo y después el caramelo se diluirá. Cuando hierva y ya no esté grumoso, quítalo del fuego. Espera 20 segundos para que el caramelo no esté tan caliente.
Vierte el caramelo encima del chocolate. Espera 5 minutos más. Con una espátula, mezcla muy bien hasta que quede homogéneo.
Añade poco a poco la mantequilla hasta que tengas una crema lisa. Puedes calentar un pelín la ganache para conseguir una crema homogénea. Deja enfriar hasta que su textura esté cremosa. Bate enérgicamente y ya la tendrás lista para cubrir la tarta de chocolate con galletas.
Saca del frigorífico la tarta de chocolate y vierte encima la ganache de chocolate. Puedes alisarla o también hacer unos dibujos bonitos. Vuelve a ponerla en el frigorífico.