Tritura las galletas y derrite la mantequilla. Mezcla bien estos ingredientes. Pon papel de horno en el fondo de un molde desmontable. Ahora vierte la mezcla de galletas en el molde. Esparce bien esta miga para que el grosor de la base sea el mismo en todos los sitios. Después, con una cuchara o un vaso, presiona la miga para que quede más compacta y lisa. Pon la base en el frigorífico durante 1 hora para que esté bien sólida. Diámetro del molde: 23 cm.
Cocinando la salsa de cerezas:
Deshuesa las cerezas. Ponlas junto con el azúcar en una cazuela. Empieza a cocinar la fruta a fuego fuerte. Desde que empiece a hervir serán unos 4-6 minutos. No olvides darle vueltas con una cuchara para que no se pegue. El tiempo de cocción depende de la variedad de las cerezas. Al final de este tiempo las cerezas estarán cocidas y su jugo será algo espeso. Deja enfriar.
Preparando la tarta de queso:
Pon la gelatina en remojo. Calienta el yogur y añádele las hojas de gelatina hidratadas hasta que se disuelvan. ¡Eso sí, el yogur nunca debe llegar a hervir! Deja enfriarlo un pelín.
Bate el mascarpone con el azúcar y el zumo de limón. Ahora añade el yogur ya templado. Bate la nata. No tiene que quedar muy dura. Incorpora la nata montada a la crema de mascarpone con mucho cuidado.
Agrega un tercio de la salsa de cerezas a la mezcla anterior. No lo mezcles demasiado. Si queda con un aspecto marmolado es muy bonito.
Vierte la crema sobre la base y alísala. Pon la tarta de queso de cerezas en el frigorífico durante una noche.
A la hora de comer, cubre la tarta con el resto de la salsa de cerezas.