Espero que tú, al igual que yo, también te vayas a enamorar de este esponjoso panecillo con mantequilla. Esta receta húngara es en realidad un tentempié bastante simple, que sirve para acompañar desde una taza de té hasta una copa de vino tinto. Recién salidos del horno y todavía tibios son una auténtica gozada.
Esta receta es el famoso Pogácsa húngaro, que quizá tú también puedas conocer. Estoy segura que los viajes a Budapest han marcado una huella gastronómica después de comer este panecillo con mantequilla. Es crujiente por fuera y blando por dentro. Son muy muy populares en Hungría y existen miles de versiones. Algunos, en textura, se parecen a una masa de croissant, pero este panecillo es más esponjoso por dentro. Aquí te pongo la receta de panecillos con mantequilla, que es la más básica. En el blog tienes otras hechas con queso o con patata y albahaca. Para España todos resultan exóticos y deliciosos, como pueden serlo los pretzels o también los laugengebäcks.
En general, todos estos postres coinciden en que llevan ingredientes que todos tenemos en casa como, por ejemplo, la harina normal, la levadura panadera o la mantequilla. Aunque hay un tiempo de reposo, lo que es normal si haces masas fermentadas, es un snack muy sabroso. Si no sabes cómo hacer aperitivos fáciles y baratos, esta receta te puede solucionar la vida. Este tipo de panecillos son versátiles y siempre sorprenden. Ya me estoy imaginando a tus amigos disfrutando de tus Pogácsas en una quedada llena de risas.
Nota: Según la leyenda húngara, a los hijos que salen de casa para buscar su suerte, su camino o su vida, las madres les preparaban este panecillo con mantequilla para comerlo en el camino. Qué bonita historia. Espero que a ti también te guste.
“Es una gran perdición para mí preparar estos panecillos de mantequilla. Si los hago no paro de comerlos”.
Receta de Panecillo de mantequilla
Ingredientes
- 500 g de Harina
- 250 g de Mantequilla pomada (200 g + 50 g)
- 25 g de Levadura panadera fresca
- 290 g de Yogur griego natural
- 7 g de Sal
- 1 Huevo L
- 1 cucharada de café de Azúcar
Para pincelar y decorar:
- Un poco de queso
- 1 Huevo batido
Elaboración paso a paso
- Pon 125 g de yogur en un bol pequeño. Desmiga la levadura, añádela al bol donde está el yogur junto con 1 cucharada de café de azúcar y mézclalo todo muy bien. Tapa el bol y ponlo en un sitio templado durante 10-15 minutos.
- Amasa la mantequilla (200 g), la sal y la harina hasta que esté grumosa. Ahora añade el huevo, el resto del yogur y el yogur con la levadura del paso anterior. Forma una masa homogénea, lisa y blanda. En el caso de que te quede un poco pegajosa, añade un poco más de harina a la masa (eso puede ocurrir por las diferentes calidades de la harina y del yogur).
- Extiende la masa dejándola con un grosor de 0,5 cm. Derrite el resto de la mantequilla (50 g) y viértela encima de la masa extendida. Con un pincel reparte la mantequilla.
- Enrolla la masa como si fuera un brazo de gitano. Ahora dobla los dos extremos de este rollo hacia el centro solapando los dos extremos entre ellos. Tapa la masa y descánsala en el frigorífico durante, por lo menos, 2 horas. También puedes hacerla el día anterior.
- Extiende la masa de nuevo. Esta vez el grosor es de 1-1,5 cm. Haz unos cortes superficiales con un cuchillo afilado en forma de cuadrados. Con un cortapastas corta formas redondas. Después coge una pieza ya cortada y entre los bordes de las dos palmas de tu mano, y con movimientos semicirculares, sube la masa. Ahora en vez de un grosor de 1,5 cm tendrás 2,5-3 cm. El diámetro se reduce algo.
- Tapa los panecillos con un paño y deja que fermenten a temperatura ambiente hasta que casi doblen su tamaño. Precalienta el horno a 180ºC.
- Pincela los panecillos con huevo y pon un poco de queso rallado encima. Ponlos en una bandeja revestida con papel de horno y hornéalos durante 10-15 minutos, hasta que tengan un color marrón claro. Horno: 180ºC. Deja enfriar.
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